Comentario a la película Van Gogh (1991) de Maurice Pialat, protagonizada por Jacques Dutronc.
Van Gogh (1991) es un film basado en los últimos años del pintor Van Gogh y los demonios que le llevaron a suicidarse. Está protagonizada por Jacques Dutronc en la piel del genio pictórico, Gérard Séty encarna al doctor Gachet, a la hija de éste Marguerite (Alexandra London), aparecen además el hermano del pintor Théo (Bernard Le Coq), la prostituta Cathy (Elsa Zylberstein) y otros actores secundarios.
La película retrata sin demasiado dramatismo la vida de un pintor fracasado que es mantenido por su hermano. Van Gogh se marcha a Auvers-sur-Oise pequeño pueblo de la campiña francesa donde pretende continuar con su labor artística. Los demonios del artista lo acompañan durante todo el viaje de su vida, su problema el modus vivendi, no reconocen sus obras, y vive de las rentas del hermano. Eso le atormenta y se refleja en su carácter más bien huraño y retraído, como si no quisese saber nada de un mundo que lo rechaza, y que en un último gesto radical él rechazará quitándose su propia vida. No adelantamos nada pues todo el mundo sabe que el pintor decidió no persistir más en una vida que le pesaba. Antonin Artaud en una obra llamada Van Gogh el suicidado por la sociedad seguía la tesis de que el pintor no se había quitado la vida sino que la sociedad lo había obligado a quitarse la vida. Era un suicidado no un suicida.
Pues bien nuestro artista no es de aquellos artistas que «van» de artistas, habla con todos y no teme relacionarse incluso con las putas. En el film vemos sus correrías entre prostitutas, sus fiestas en París, su relación con las mujeres. Estaba bien atento a todo aquello que le rodeaba. Pintaba continuamente sin descansar, buscando la perfección en sus lienzos. Creía en el arte auténtico, aunque nadie creía en él, rodeado de una sociedad que lo despreciaba. No había llegado su momento, no. La ironía del destino fue que después de su muerte sus obras cobraron una especial atención por parte del público, del maldito público, de aquellos que lo despreciaron en vida, miserables filisteos. Hoy en día uno de los cuadros del pintor puede valer en el mercado del arte millones, en su tiempo no las quería ni el trapero del pueblo.
En eso se cifró la caída de uno de los mejores pintores de su tiempo, y un avanzado al impresionismo. Algunos como Heidegger el filósofo veían en los cuadros de Van Gogh la realización del Ser, otros ven el alma de las cosas, su parte más íntima. Algo hay guardado en esos lienzos que maravilla a tantos. Es sin duda Arte auténtico, pintado con el alma del hombre. Sus pinturas cobran un realismo inusitado a la mejor manera de los pintores españoles, como Velázquez. Es Pintura auténtica que uno no se cansa de mirar, si tiene los ojos claros, la mirada fiel, y el corazón limpio.
La película no desmerece. No es aburrida aunque es un poco larga. Con toda naturalidad el director quiere que no solo veamos al artista en vida sino también los lugares en los que habitó, las gentes que lo rodearon, sus conflictos más íntimos. Era un hombre parco en palabras pero cuando lo sacaban de sus casillas reaccionaba. ¡Ah! por cierto la película que yo he visto está en francés pero con subtítulos al castellano, merece la pena verla aun así.
Como Van Gogh menciona a Schubert y no encontrando las piezas musicales que le pertocan a esta película, os dejos una pieza de Schubert. Que la disfrutéis.