Unos Oscars un tanto descafeinados

Oscars
Lejos de las polémicas sobre boicots a la gala por parte de los afroamericanos y del posible primer Oscar de Leonardo DiCaprio (vaya campaña que se ha orquestado, ya veo a los coches pitando por la calle y a fans reuniéndose en Cibeles, Canaletas y la fuente de mi pueblo si lo consigue), lejos de la atención mediática y de qué modelito vestirán las actrices, muy lejos quedará el hablar de lo que de verdad importa en una gala de estas características. El protagonismo del cine se queda atrás para dar paso a una muestra de soberbia, glamour y flashes. Hay que recordar a la gente que estos premios, los oscars se entregan en Hollywood y que toda esta parafernalia es parte del show.

Pero yo, que escribo desde un humilde blog de cine y series, voy a hablar de lo descafeinado de estos premios en los que, a mi parecer, no hay grandes títulos que de verdad hayan emocionado. Calidad hay, pero no tanta como cabría esperar de una industria que mueve millones y que está basando su modelo de negocio en resucitar sagas y tirar de comics, y es que los Oscars ya no son lo que eran.

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Charlize Theron y Tom Hardy dando un paseo por el desierto en Mad Max: Fury Road, dirigida por George Miller

En las nominaciones a mejor película se puede ver, por ejemplo, la pesada road movie de acción Mad Max: Furia en la carretera de George Miller o la intrascendente Marte, del otrora gran director Ridley Scott. Son dos películas entretenidas, pero que no están a la altura de unos premios de esta índole.

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Leonardo DiCaprio divisando de cerca la que podría ser su primera estatuilla al Mejor Actor por El Renacido, de Alejandro González Iñárritu

La gran favorita, El Renacido del director González Iñárritu, cuenta con una puesta en escena espectacular, dos buenas interpretaciones, parajes muy bellos, sin embargo su historia es bastante sencilla. No hay dudas de que es una buena película, pero ¿acaso es mejor que El Puente de los Espías o Brooklyn? Cuestión de gustos, pero la cinta de Spielberg (algo infravalorada) no tiene nada que envidiar a la de Iñárritu, y por otro lado Brooklyn consigue que el espectador sea más cercano a la película con una brillante interpretación de Saoirse Ronan. También podría considerarse la opción de La Habitación, una cinta que dejará a más de uno con los vellos de punta, hermosa cinta que cuenta una historia terrible. Luego están las correctas Spotlight y La Gran Apuesta. La primera con una gran historia y potentes interpretaciones, la segunda quizás más destacada por las interpretaciones que por un guión un tanto difuso a pesar de ser una historia que tiene su miga.

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La gran olvidada en los Oscars. La película de Cary Joji Fukunaga, Beasts of No Nation, la protagonizan Abraham Attah e Idris Elba

Fuera de la categoría reina han quedado varias: la íntima y bella historia de amor de Carol protagonizada por Rooney Mara y Cate Blanchett, el drama de transexualidad en La Chica Danesa (Alicia Vikander deja en evidencia al que se supone protagonista de la cinta, el chico del momento Eddie Redmayne), o el descenso a los infiernos en la cinta de Cary Joji Fukunaga, un Beasts of No Nation que nos recuerda un poco al Apocalypse Now de Francis Ford Coppola.

En fin, nunca hay nadie contento en ésto de los premios y cuesta mucho mantener la unanimidad. Lo que nos queda a todos los amantes del cine es disfrutar de las películas, que nos provoquen emociones. Los premios son algo secundario al fin y al cabo, además, los gustos de cada uno son muy diferentes. A mi parecer no se ha estrenado este año ninguna película que merezca ser llamada Mejor Película del Año.

Si tuviera que elegir una favorita, esa sería La Habitación, película irlandesa dirigida por Lenny Abrahamson y protagonizada por Brie Larson. Les dejo con el trailer: