La habitual dosis anual de zombies ha llegado a Sitges 2019 en forma de irreverente maravilla autoconsciente. Little Monsters es un sí en (casi) todo.
Cuando uno se para a ver la programación del Festival de Sitges (y de cualquier festival), suele inclinarse a las producciones con rostros conocidos. En mi caso, Little Monsters me llamó la atención desde el principio. La poca información sobre la cinta que tenía antes de entrar en la sala me invitaba a pensar que me iba a encontrar con una película ligera y divertida, sin más pretensiones.
Little Monsters es exactamente lo que me esperaba, y me alegro de ello. Es divertida, tiene escenas desternillantes, es plenamente autoconsciente de su condición y cuenta con un trío protagónico único. Lupita Nyong’o es la cara visible del film (y la razón por la que fui a esta proyección), Josh Gad tiene uno de los personajes más bestias que se ha visto en mucho tiempo y Alexander England se revela como un estupendo actor de comedia. Los tres aguantan toda la película con plena solvencia.
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Si algo se le puede achacar a Little Monsters es su poca innovación en el bloque central de la narración. La película se nutre de golpes de humor en escenas concretas para ser entretenida, pero flaquea cuando se intenta poner seria. Los zombies son una buen fondo, pero cuando aparecen en primer plano Little Monsters pasa a ser algo vulgar. Por suerte, la autoconsciencia gana.
La dosis anual de zombies ha sido saldada con una película que cumple todo lo que promete y que, además, divierte. Películas como Little Monsters, llenas de irreverencia y humor negro, deberían tener más recepción que la insufrible corrección política.
