[SIN SPOILERS] La segunda obra del emergente Dani de la Torre, La Sombra de la Ley, desaprovecha una oportunidad de oro en aras de americanizar una historia mil veces vista.
La segunda jornada de la 51ª edición del Festival de Sitges traía una de las películas españolas más esperadas del año: La Sombra de la Ley (2018). Dirigida por el prometedor Dani de la Torre y protagonizada por el gran Luis Tosar, esta obra supone la segunda colaboración entre los dos artistas después de la estimulante El Desconocido (2016). Su reparto cuenta con rostros tan reconocidos como los de Michelle Jenner, Ernesto Alterio o Manolo Solo, entre otros.
La Sombra de la Ley se sitúa en la conflictiva Barcelona de los años 20. Años marcados por la Guerra de Marruecos, el golpe de estado de Primo de Rivera en el 1923 y la agitación social, marcada, sobre todo, por la guerra entre grupos mafiosos, anarquistas, corruptos y terroristas. Esta es una época apenas tratada en nuestro cine y con mucho potencial, pero el camino que marca La Sombra de la Ley no debe ser el que debemos seguir.
El reparto, el director, la productora, el equipo técnico… todo invitaba a pensar que La Sombra de la Ley sería otro éxito para el cine español, pero la realidad no siempre va ligada al deseo. Nos encontramos ante una película que pretende ser muchas cosas y que se queda a la mitad de todas. Sobre todo pretende ser cine de gángsters estilo The Untouchables (1987), pero la trama no necesitaba ese referente. No puedes jugar a ser más de lo que eres.
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Además de las fallidas pretensiones del film, está lo del reparto. Puede que esta sea una de las grandes demostraciones de lo insignificante que puede llegar a ser un reparto de lujo si no le das personajes a la altura. ¿De qué te sirve tener a unos grandes como Manolo Solo y Ernesto Alterio si les das dos de los papeles más estereotipados que se recuerdan? ¿Para qué le das a Paco Tous un papel tan importante si desde la primera escena se ve lo desubicado que está? ¿Para que contratas a José Manuel Poga, uno de los actores más grandes e infravalorados de nuestro cine, si le das un papel tan lamentable? Son decisiones tan incomprensibles que uno acaba saliendo del cine frustrado.
A pesar de ser un desastre en algunos aspectos que la penalizan demasiado, La Sombra de la Ley puede presumir de tener una faceta más que notable: la dirección. El director gallego Dani de la Torre aprueba con nota una labor que eleva la calidad del film en muchos tramos, como en aquel plano secuencia para presentarte el club nocturno en el que sucede gran parte de la trama. De la Torre demuestra que es un director solvente, que no se arruga y que puede hacer de todo. Gran noticia para nuestro cine.
Venimos de unos años dorados en los que el cine español ha encontrado una personalidad muy marcada que funciona muy bien, no es justificable pretender alejarte de este modo de hacer de cine y acabar haciendo una obra tan vacía y americanizada. La Sombra de la Ley es una decepción que, aún con sus cosas buenas, frustra y desconcierta. Esperemos que solo sea un pequeño desvío del rumbo que ha tomado el cine español.
Nota: 5
Lo Mejor: La dirección de Dani de la Torre.
Lo Peor: Su falsa personalidad, algunos personajes y sus respectivos actores.