La 91ª ceremonia de entrega de los Premios Oscar se celebra este domingo 24 y promete incertidumbre, indignación y sorpresas. 2018 ha sido el año más flojo de lo que llevamos de década (con permiso de aquel vacío 2011), pero aún puede empeorar más con la gala que promete destruir toda la reputación de estos ilustres premios.
Este es el año de Roma. El largometraje de Alfonso Cuarón es el favorito a llevarse los premios más importantes, tales como Mejor Película (categoría que se suicida año tras año) o Mejor Director (este parece el premio más predecible de toda la noche). En un año en el que los largometrajes han bajado considerablemente su calidad respecto al año pasado, títulos como Suspiria (2018) o The House that Jack Built (2018) podrían haber dado un enfoque diferente a la gala, pero los académicos han optado por nominar películas sin ningún tipo de arriesgo y poco originales. Especialmente revelador es saber que de las ocho nominadas no hay ni una sola que tenga una premisa original.
Una adaptación de cómic, dos biopics, tres films históricos, un remake y una streamingfilm. Hoy más que nunca se premia el conformismo. Lo duro es ver cómo cintas verdaderamente destacables como Hereditary (2018) se han quedado fuera por no cumplir con las normas no escritas de la Academia. Aunque este conservadurismo se explica con la evolución de los años, puesto que año tras año los académicos han acabado premiando obras convencionales. El único año de esta década en el que han arriesgado fue en 2015, cuando Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance) (2014) consiguió vencer a la extremadamente convencional Boyhood (2014).
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El único título que puede presumir de ser novedoso (a pesar de ser una cinta histórica) es The Favourite (2018), la gran obra maestra de Yorgos Lanthimos y la película (de entre las nominadas) más arriesgada y diferente. Su victoria es poco probable, sobre todo viendo su derrota en el categoría de Mejor Película en todos los premios importantes, pero Birdman tuvo un camino bastante similar al de la cinta de Lanthimos. Motivos para la esperanza.
La gran vencedora de la noche será (con 90% de probabilidades) Roma. Por lo que representa para el panorama político actual (México, Trump y toda esa cargante historia), por su naturaleza (Netflix tiene demasiado poder) y por la nula presencia de una competidora que pueda hacerle sombra. Será un momento duro aquel en el que se anuncie que Roma haya ganado el Oscar a Mejor Película, pero aún cabe una mínima esperanza en mi interior viendo los precedentes que nos acompañan. Esperemos que el sobre en el que esté Roma sea el erróneo.