Los académicos decidieron preservar su prestigio premiando a la fantástica Green Book con el Oscar por encima de la streamingfilm Roma, que logró tres oscars.
Una de las galas más intrascendentes del siglo llegó al momento más esperado con tremenda incertidumbre. Mientras que Roma había triunfado con tres Oscars (director, película extranjera y fotografía), Green Book la seguía de cerca con dos (actor de reparto y guión original); Bohemian Rhapsody (que triunfó con el merecido Oscar a Rami Malek) y Black Panther habían predominado en las categorías técnicas (tres oscars para cada una), pero contaban con nulas posibilidades de lograr alzarse con el premio más importante de la noche.
Llegamos al momento crucial en el que Hollywood anunciará si evoluciona (a peor) o sigue siendo lo que ha sido siempre. Julia Roberts es la encargada de anunciar que Hollywood decide ser fiel a sí mismo. El Oscar a mejor película va para Green Book, la estupenda feel-good movie dirigida por Peter Farrelly. Roma pierde la categoría que la hubiera catapultado a la posteridad y Netflix vuelve a quedar en evidencia delante de la industria.
El sistema de votación de la gran categoría de la noche es bastante peculiar y permitía dilucidar la victoria de Green Book: Los académicos deben ordenar de «peor» a mejor las ocho nominadas de la categoría. Este sistema premiaría a una película que pueda tener muchos segundos y terceros puestos por delante de una que tenga muchos primeros puestos pero también muchos últimos. A través de este sistema se entiende la derrota de Roma. Green Book es una obra amable que juega sobre seguro y que roza la excelencia en todos los aspectos, por lo que es entendible que si no fuera la primera opción de muchos académicos, fuera la segunda o la tercera.
Roma es una obra tan extrema (mexicana y rodada en íntegro español y lenguas nativas) que ya contaría con la negativa de muchos académicos, pero es su condición de streamingfilm lo que la ha penalizado. Las críticas a la obra de Cuarón han sido desmedidas y constantes, pero los detractores de Netflix se han encargado de evitar su victoria. Esta decisión es absolutamente justa y asegura la preservación del prestigio de los premios más importantes del cine.
Revelaciones del tráiler de la 8ª temporada de Juego de Tronos
Si Roma hubiese sido una película de verdad y hubiese contado con un estreno en cines real (y no el paripé que montaron) los académicos le hubieran dado el Oscar, pero Netflix y Cuarón pensaron que Hollywood iba a darle la espalda a los cines. Craso error. Hollywood ha decidido seguir apostando por los cines y ha castigado a la plataforma de streaming nº 1 del mundo.
Esto no significa que Netflix se vaya a rendir. Este mismo año estrenarán la aparentemente lamentable The Irishman, un largometraje dirigido por Martin Scorsese en el que rejuvenecerá a Robert de Niro a través de CGI. Dos de las peores noticias que han llegado al cine en lo que va de siglo, juntas en una obra. Esperemos que Tarantino esté inspirado.
Green Book es para muchos la peor película en ganar el Oscar a Mejor película desde Crash. Esta afirmación, además de ignorante, denota un muy mal saber perder. La única verdad es que este ha sido un año flojísimo y que solo The Favourite, Vice y Green Book son películas dignas de estar en una selección de las mejores películas del año. El Oscar debió llevárselo cualquiera de estas tres… y se lo acabó llevando la película de Farrelly.
Esperemos que este 2019 sea más productivo y llegue a la excelencia que predominó en aquel mítico ya 2017. Hollywood está viviendo un periodo de adaptación en el que la originalidad y los cineastas de autor emergen pero no reciben el reconocimiento que merecen. Confío en que 2019 sea un año histórico en el que se siga celebrando el cine y los cines. Si hemos conseguido ganar este año, complicado será que perdamos el siguiente.