Musa (2017): Insulsa y difusa

Musa Jaume Balagueró
Jaume Balagueró regresa a la gran pantalla con Musa la adaptación cinematográfica de La dama número trece. Un filme donde la poesía, el terror y lo sobrenatural hacen un cóctel sugerente pero insípido.

Título: Musa | Dirección: Jaume Balagueró | Guión: Jaume Balagueró, Fernando Navarro | Reparto: Elliot Cowan, Franka Potente, Ana Ularu, Leonor Watling, Christopher Lloyd, Manuela Vellés, Joanne Whalley-Kilmer | Fotografía: Pablo Rosso | Música: Stephen Rennicks | Montaje: Guillermo de la Cal | Producción: Filmax Entertainment, Fantastic Films, The Jokers Films, Frakas Prods., Castelao Pictures.

La historia de Musa está ambientada en Dublín (Irlanda). Samuel Salomon (Elliot Cowan), escritor y profesor de literatura en la Universidad Trinity, mantiene una relación secreta con una de sus alumnas, Beatriz Dagger (Manuela Vellés). Tras la trágica y sin sentido muerte de ella, Samuel deja de ir a la Universidad debido al trauma y a una pesadilla recurrente. En ella ve un asesinato ritual de una mujer. Un día en las noticias, Lidia Garetti (Leonor Watling), la mujer con la que sueña aparece muerta en las mismas circunstancias a las de su sueño. Después de la impresión sufrida por ello, Samuel, se cuela en la escena del crimen para descubrir la verdad. Allí se tropieza con Rachel (Ana Ularu), una joven que también sueña con el asesinato de Lidia. Juntos se sumergirán en el mundo oscuro y poético de las musas con el único fin de descubrir el motivo del brutal asesinato.

Al oír el nombre de Jaume Balagueró, icono del cine de terror actual, inevitablemente me vienen a la mente películas como Darkness (2002), Frágiles (2005) o la saga de Rec (2007-2014). Cuando buscaba algo que ver en una conocida plataforma de cine, apareció Musa y decidí comprarla. Tengo que decir que, a nivel cinematográfico, soy una mujer que se mueve por lo que me pide el cuerpo. No por ser la película del momento, tengo que verla. Así que, me acomodé en el sofá y, me dispuse a disfrutar.

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Para mi sorpresa fue como salir de fiesta. Esa euforia previa, y las ganas locas de divertirme, dieron paso a beber zumos y estar deseando irme a casa. Cierto que ninguna película tiene todo malo, por eso os diré los claroscuros que pude apreciar.

Primero, “la euforia”. Me encuentro es con el estilo propio de Balagueró, y unos exquisitos escenarios, elegantes y románticos. Pero no ese romanticismo, en algunas ocasiones “ñoño” al que nos ha acostumbrado el cine actual. Me refiero al auténtico, donde los románticos sentían a la vez esa atracción y fascinación por lo gótico, lo paranormal, lo terrorífico…lo oscuro. Todo ello contrapuestos con la sordidez de los barrios de periferia que encontramos en cualquier ciudad, hacen que te des cuenta de que se mueve, con repetitiva comodidad, en su hábitat natural. En ciertos momentos Musa me recordaba a “Los crímenes de Oxford”. Lo siento, pero es así.

Si le añadimos una, más que respetable, banda sonora creada por el compositor Stephen Rennicks (“La Habitación”) obtenemos el mejor caldo de cultivo, donde ambientación, fotografía y música se unen para crear la base que te gustaría ver en cualquier película de terror contemporánea.

Segundo, “de la noche loca, a los zumitos”. Con un principio desconcertante, hace que las expectativas creadas no defrauden. Es más, en la primera parte de la película ciertas escenas hacen presagiar una buena sesión de cine de terror. Nos encontramos con Samuel (Elliot Cowan) el profesor/ escritor de poesía y de moda en la Universidad, que nos guía por el camino de lo fantástico y sobrenatural. Y con Rachel (Ana Ularu) inmigrante obligada a prostituirse/ compañera de sueños, donde su vida, es ya de por sí, una autentica película de terror. Una combinación de debería de funcionar, un hombre traumatizado, sensible, de voluntad persistente junto una mujer fuerte y decidida, pero… a medida que avanza la trama, los problemas argumentales no terminan de cuajar en la historia. Un batiburrillo que te hace salir de un tortazo del ambiente creado.

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Dentro de ese caos, me encuentro con unas “musas”, que me recuerdan más a unas mujeres de mantilla trasnochadas y que no saben que ya terminó la Semana Santa. Intentan mantener la compostura dentro del filme pero no logran enganchar y hacer su función dentro de él.

Tercero, “deseando irme a casa”. Si bien es cierto que Musa no es una película que estés deseando de que acabe, no consigue que te adentres tanto en ella como para no ver su ansiado final. Reseñable es la interpretación de Elliot Cowan (Howl o Da Vinci’s Demons), notable respecto a sus compañeros de reparto. Franka Potente (Creep o Expediente Warren: El caso Enfield) con un personaje totalmente desaprovechado, ya que flota en la trama de aquí para allá, hasta que es utilizado como un parche para unir la carencia argumental, supera su actuación con una buena nota. Una pena ver a Joanne Whalley (Willow o Los Borgias) en un papel con tantas posibilidades y tan mal explotado.

Me sorprendió la aparición del mítico Christopher Lloyd (Saga Regreso al futuro, La familia Addams o Un golpe con estilo), en un papel secundario a la vez que breve, al que su carisma y tablas hacen que te olvides en algunos momentos de ello. Y no quiero olvidarme de Lidia, interpretada por Leonor Watling (Inconscientes, Mala leche o Mi vida sin mí) ya que parece que los propios guionistas si lo hicieron con ella. Nos encontramos con lo mismo, una fugaz aparición para intentar desesperadamente dar sentido al personaje y la trama.

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Por último, “ya en casa”. En pocas palabras, tenemos todos los elementos para realizar una excelente película de terror. Una buena historia, buen reparto, buena escenografía, fotografía y música. Pero un guión que parece haber sido escrito con prisas junto un director que le falto pólvora para dar un buen “petardazo”. En conclusión, una película fácil de ver, pero que pasará con pena y sin gloria, ya que terminas con más preguntas que respuestas.

Para ser justa tengo que añadir un par de cosas. Una, que me ahorré el dinero del cine y todo el gasto que con ello conlleva. Y dos, me entraron ganas de leer La Dama Número Trece. Así que… gracias Jaume.

Por cierto, soy de las que opinan que para ser justa con las cosas primero debo de conocer de lo que hablo, así que tienes que verla. Lo que yo odie puede ser que a ti te encante, ya se sabe… para gustos los colores.