Greta Gerwig se ha convertido en pocos años en una de las actrices más respetadas y valoradas dentro de la industria de cine indie. Con una legión de fans consolidada y un talento más que evidente, Gerwig acaba de estrenar su ópera prima como directora: Lady Bird (2017).
Título: Lady Bird | Dirección: Greta Gerwig | Guión: Greta Gerwig | Reparto: Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Lucas Hedges, Timothée Chalamet, Tracy Letts y Lois Smith | Fotografía: Sam Levy | Montaje: Nick Houy | Música: Jon Brion | Producción: Eli Bush, Evelyn O’Neil y Scott Rudin
Christine McPherson es una estudiante de 17 años que vive en Sacramento (California), en 2002. No se siente integrada en ningún lugar y, en un acto de rebeldía, se cambia el nombre a Lady Bird. La película nos narra los años finales de la adolescencia de Lady Bird, destacando su vida estudiantil, sus relaciones amorosas y, en especial, la complicada relación que vive con su madre.
El cine independiente está viviendo una época dorada en Hollywood, tanto por la abundancia de buenas películas que estrena cada año como por la creciente demanda que sufre cada año. En medio de toda esta positiva tesitura para el cine indie, la actriz Greta Gerwig ha logrado estrenar su ópera prima, la cual es, admitido por ella misma, una película casi autobiográfica de su adolescencia; este caso recordará a muchos el de Carla Simón y su Estiu 1993 (2017), ya que también se trata de una película autobiográfica, lo cual permite apreciar el nacimiento de un posible nuevo subgénero, conformado de películas basadas en las vidas de sus realizadores.

Lady Bird es una coming-of-age de manual, y, posiblemente, a mucha gente le eche para atrás este hecho por la abundancia de películas de esta corte que han salido en los últimos años, tales como Boyhood (2014) o Call me by your name (2017). Pero, indiscutiblemente, Lady Bird es mucho más que una coming-of-age: Es una bellísima película que retrata los sentimientos humanos y las relaciones que causan entre ellos de una manera cargada de realismo y amor, y esto es gracias, sobretodo, a Gerwig, quien tiene claro qué historia quiere contar y cómo, por lo que el producto final es absolutamente redondo y adquiere un tono muy dinámico que convierte a la película en un disfrute breve pero intenso.
El tono de la película es el que la hace especial, ya que, a través de transiciones rápidas, te narra la madurez de Lady Bird en tan sólo 97 minutos, pero siempre con sentido y sin notarse la excesiva agilidad de su narración. Los momentos que vive la protagonista durante el metraje pueden resultar, en algunos casos, algo típicos, pero Gerwig les da la vuelta para que parezcan completamente nuevos para el espectador, creando situaciones llenas de emotividad y realismo, con el añadido de personajes carismáticos que amenizan la experiencia.
A pesar de tratarse de una película, casi en su totalidad, de Greta Gerwig, hay otro nombre que destaca en esta pequeña producción: Saoirse Ronan. La joven y prometedora actriz cosecha su tercera nominación al Oscar por su brutal caracterización de Lady Bird, ofreciéndonos una actuación llena de emotividad y verdad, cómo si Ronan fuera la misma Gerwig en su adolescencia; las dos son el alma de la película, cada una a su manera.
En el reparto también nos encontramos a nombres como Lucas Hedges, Tracy Letts, Timothée Chalamet (quien cierra un año perfecto después de haber estrenado también Call me by your name), Lois Smith, y la otra razón de ser de está película: Laurie Metcalf. La popular actriz realiza el papel de madre de Lady Bird, creando un personaje muy complejo y profundo que mantiene una relación complicada con su hija, pero muy alejado de las típicas madres controladoras de las películas.

El tono de esta entrañable película bebe mucho de uno de los grandes de la comedia cinematográfica: Woody Allen. Gerwig trabajó con el Allen en la película A Roma con amor (2012), y la influencia que ha vivido la joven directora por parte del realizador de Manhattan (1979) es más que evidente, dando a Lady Bird un tono de comedia dramática muy cercano a las comedias clásicas de Allen.
La aparición de Gerwig es una estupenda noticia para el nuevo cine americano, ya que aporta una nueva voz, un talento increíble y un estilo bastante personal, y esos son elementos poco usuales en realizadores tan jóvenes y primerizos.