Artículo de un colaborador poco colaborador.
Pues hoy me ha dado por comenzar a escribir sobre los primeros largometrajes de grandes directores. Algunos casos son muy conocidos, pero otros son eclipsados por otras obras consideradas mayores. Ese es el caso de Ridley Scott, un experto en realizar en los últimos tiempos superproducciones (algunas de dudoso gusto, véase Dioses y reyes o El consejero).
Obviando el cortometraje titulado ‘’Boy and bicycle’’ (realizado en 1965 y donde actuaba el ya desaparecido hermano de Ridley, Tony Scott), me centrare en el largometraje donde se estrenaba: Los duelistas.
Era el año 1977 cuando un joven Ridley Scott, aunque con experiencia en el mundo del cine y en especial en la publicidad, se atrevió a adaptar la novela de Joseph Conrad titulada The duel. Con guion de Gerald Vaughan-Hugues, Ridley nos adentra en el mundo de las guerras napoleónicas en una historia que trata tanto del honor como de las obsesiones del ser humano.
La historia nos lleva hasta el Estrasburgo del año 1800. Una época marcada por las guerras napoleónicas y con los movimientos a favor o en contra del emperador, todo ello crea un escenario donde nuestros dos duelistas se enfrentan durante un periodo de dieciséis años.
Todo comienza cuando el teniente Gabriel Feraud (Harvey Keitel), obsesivo duelista, casi mata al sobrino del alcalde de la ciudad en un duelo a espadas. Enviado por el alcalde, el general de brigada Treillard (Robert Stephens) envía al teniente Armand d’Hubert (Keith Carradine) a buscarlo para ponerlo bajo arresto domiciliario. Al ser detenido en casa de una dama local de alta reputación, Feraud lo toma como un insulto personal de d’Hubert y lo reta a un duelo. En la película se encuentran en varias ocasiones, estando Feraud obsesionado con acabar con d’Hubert, tanto en situaciones de paz como en guerra.
La historia tiene su origen en el enfrentamiento real entre dos oficiales húsares que se enfrentaron durante la época napoleónica, siendo sus nombre en realidad Dupont y Fournier (Conrad los cambio por d’Hubert y Feraud respectivamente).
Destaca de la cinta su gran ambientación de la turbulenta época que representa. Los duelos tanto a espada como a pistola están realmente bien conseguidos y la fotografía es estupenda, mostrándonos con una gran puesta en escena muy bien iluminada este conflicto personal entre dos hombres bastante opuestos entre sí.
En este filme Ridley ya muestra su pulso en la dirección y crea una atmosfera desasosegante en el espectador. Una inquietud y un suspense que se pueden ver luego en obras posteriores, unidas a la exploración de las inquietudes y emociones de sus personajes (algo que por desgracia ha ido dejando atrás el director en pos de la espectacularidad de las superproducciones). También hay que destacar las grandes actuaciones tanto de Keith Carradine como d’Hubert y de un excepcional Harvey Keitel como Feraud. Es impresionante ver como se refleja el paso del tiempo en sus actuaciones, sin olvidar esa deuda pendiente que tienen de por vida.
Aquí les dejo con el tráiler de una cinta que consiguió el premio a ‘’la mejor ópera prima’’ en el festival de Cannes del año 1977, donde muestra ese inicio apabullante de un joven director en el mundo del cine.