La primera vez de… Charlie Chaplin

Aunque ya Chaplin había realizado cortometrajes y mediometrajes como Vida de perros o El chico, se introdujo por primera vez en el mundo del largometraje en el año 1923 con la película dramática Una mujer de París, protagonizada por Edna Purviance en el papel de Marie Saint Clair y producida por la United Artist (de la que Chaplin fue uno de sus fundadores en 1919). En esta primera incursión en los largometrajes Charlie Chaplin no aparece en papeles protagonistas.

El film trata sobre la historia de Marie Saint Clair, una joven provinciana que decide irse de casa junto a su novio con la idea de casarse. El padre de ella y el de él se niegan al matrimonio y los dos deciden fugarse a París. Mientras él va a casa a coger unas cosas, ella espera en la estación el tren que la lleve a una nueva vida. Un terrible acontecimiento hace que ella vaya sola a París. Allí en París se convierte en señorita de compañía para hombres de negocios. Un año después se encuentra en París con el hombre al que un día amo.

El film es una crítica a la alta burguesía de principios de siglo, a las apariencias en las clases sociales y al materialismo existente en la sociedad.

En cuanto a las actuaciones destacan la bella Edna Purviance y el galán burgués interpretado de manera genial por Adolphe Menjou. En cambio el galán de turno, interpretado por Carl Miller, parece más un vampiro que un pintor con poca fortuna en el París de los años veinte. El personaje interpretado por Edna sufre una gran evolución durante toda la cinta, dudando en ocasiones que camino es el que escoger. Vivir una vida de opulencia junto a su amante o una vida sencilla junto a la persona a la que ama. En cambio, el personaje interpretado por Carl Miller no avanza, no sufre ninguna alteración en todo el metraje, ni siquiera se ve afectado por la vida rápida y superficial que se vive alrededor suya. Dudo mucho que un artista en el París de los años veinte fuera semejante moralista que cuida de su madre y sea tan recto que no le afecte todo el movimiento cultural, festivo y disparatado que se vivía alrededor.

Una cosa que se echa en falta es que (al menos para mí) no parece del todo una película de Chaplin. A excepción de dos o tres muestras de su ironía (vease la parte en el restaurante en el que sirven trufas), el resto es bastante convencial para venir de el autor de películas como Tiempos modernos (con la bellísima Paulette Goodard) o El gran dictador. Eso sí, una cosa que me llamo bastante la atención fue el poco uso de los subtítulos, dada la gran expresividad que muestran los actores a lo largo de la cinta. Además, la banda sonora es genial situando la emoción necesaria en cada escena.

Film de cine mudo muy recomendable, pero no esperen a Charlie Chaplin porque no aparece y solo hay pequeñas muestras de su cine.

Como nota decir que se rumorea que Charlie Chaplin aparece de pasada en una escena en la que haría el papel de mensajero y que la banda sonora fue cambiada dos años antes de la muerte del genial actor y director por el mismo. El film no obtuvo el suficiente respaldo en taquilla ya que el público no concebía una película de Chaplin sin Chaplin y obtuvo bastantes críticas de los sectores más conservadores de la sociedad americana por sus escenas de libertinaje y la forma de vida expuesta por las cortesanas de lujo. Por último decir que fue la última película de Edna Purviance, su primera musa, a las ordenes de Chaplin.