[Sin spoilers] El Joker particular de Todd Phillips es una nueva obra maestra cinematográfica que agitará a las masas como lo hizo A Clockwork Orange. Con el público dividido entre aduladores y ofendidos, Joker debe triunfar en los primeros meses del año que viene.
Cuando me enteré de que DC iba a volver a hacer una adaptación del Joker se me estremeció el corazón. La decepcionante labor de Jared Leto en la cómica Suicide Squad me había dejado absolutamente convencido: ningún Joker iba a, por lo menos, llegarle a la suela de los zapatos a Heath Ledger. Esta idea siguió en mi cabeza hasta que se anunció al protagonista de la nueva cinta sobre el mítico villano de Batman: Joaquín Phoenix.
Phoenix es uno de los mejores actores del siglo. Su infalibilidad a la hora de elegir papeles ha quedado patente después de protagonizar obras maestras del grado de The Master o Her; difícilmente hace una película floja. Particularmente, los papeles de desequilibrados mentales los hace como nadie; You Were Never Really Here o, la anteriormente mencionada, The Master son buenas pruebas de ello. Por lo tanto, no era de extrañar que su anuncio como «nuevo Joker» le diese esperanzas a los fans más acérrimos del Joker de Nolan.
Aunque había algo que me seguía mosqueando: Todd Phillips como director de la obra. El precedente de Venom no ayudaba a que mi optimismo ganase a mi pesimismo. En la película protagonizada por Tom Hardy, Ruben Fleischer fue el encargado de dirigirla, y no salió precisamente bien. ¿Que qué tienen que ver estos dos casos? Pues que Fleischer y Phillips son dos directores conocidos por haber dirigido comedias gamberras que triunfaron entre el público y que, luego, no fueron capaces de continuar ese éxito en su carrera. Por todo ello, las similitudes de Venom y Joker invitaban al alarmismo.
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Afortunadamente, Phillips no solo ha acallado las críticas (entre ellas, la mía), sino que se ha demostrado como un director interesantísimo con un estilo brutal y con una habilidad muy potente para componer escenas inolvidables. La presentación del Joker de Nolan es insuperable, nada se le acerca, pero la de Phillips no se deja intimidar y colma de personalidad y épica a su particular presentación.
A pesar de que Phillips hace un excelente trabajo detrás de la cámara, nada es capaz de opacar a Phoenix, la verdadera estrella de la función. Su escalofriante caracterización como Joker supera todas las expectativas y le coloca como favorito para los Oscars del año que viene.
Además de representar el caos y la violencia, el Joker de Phoenix es capaz de que el espectador empatice con él. Esto es algo que el público ha alabado de su actuación y que, irremediablemente, han echado en cara al Joker de Heath Ledger. Lo que no se paran a pensar es que estos dos Joker solo se parecen en el alias. Mientras que el Joker de Ledger era pura anarquía y tenía una mente privilegiada, el de Phoenix es un pobre desequilibrado mental sin un plan que tan solo quiere vengarse de la misma sociedad que le ha convertido en lo que es. Jamás la frase «no los compares, disfrútalos» tuvo tanto sentido.
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La mayor polémica que ha provocado Joker es aquella en la que gran parte del público pretende hacer creer que este film hace apología de la violencia. El cine, aunque a muchos les moleste, no es propaganda social, política, ideológica… Existe el cine propagandista, claro que sí, pero difícilmente uno vaya a ver una de esas películas en su vida. Joker nos habla de la locura, de los motivos por los que alguien puede llegar a asesinar, de la sistemática corrupción que hay en las sociedades burocratizadas, de la soledad del «diferente»… Joker no hace apología de la violencia ni pretende justificarla (esto me recuerda a la maravillosa The House that Jack Built). Hace apología del cine…