El compositor alemán es el John Williams de nuestra generación. Activo desde hace más de 30 años, Hans Zimmer ha revolucionado nuestro modo de entender la música en el cine y nos ha dejado algunas de las bandas sonoras más estimulantes de la historia. Esto no pretende ser un repaso a su trayectoria, sino un repaso a lo que significa en un mundo donde las opiniones están tan polarizadas.
Hans Zimmer es una rara excepción a la poca fama que tienen los compositores actuales. Grandes genios como Alexandre Desplat o Carter Burwell otros de los grandes de la composición musical cinematográfica, no cuentan, ni de lejos, con la repercusión de Zimmer. «¿Por qué sucede esto?» se pregunta mucha gente. Hay una clara respuesta: la polarización. En un mundo en el que cada vez hay menos grises y más blancos y negros, Zimmer ha sabido polarizarse, mientras que los demás se han mantenido en una zona en la que nunca tendrán detractores.
¿En qué sentido Zimmer se ha polarizado? La mejor respuesta a esto se percibe por los oídos. Su música es colosal. Sus bandas sonoras pretenden ser tan mastodónticas y míticas que hay ocasiones que opacan a la película en sí. Ese arriesgo le ha llevado a ser quien es ahora. Se puede llamar egocentrismo, pero yo lo llamo ambición. Ningún compositor actual lleva la ambición hasta el punto de querer ser lo mejor de la película, cuando la verdadera labor de una banda sonora debería ser complementar a la cinta.
Hans Zimmer es, por méritos propios, una de las figuras más admiradas y odiadas (a partes iguales) del mundo del cine. Tiene incontables detractores que son capaces de atacar un trabajo suyo sin ni siquiera escucharlo; solo hay que ver las reacciones ante su reciente implicación en la composición de la banda sonora de Wonder Woman 1984 (2019). Lo malo de estos detractores no es que existan (cada uno es libre de opinar lo que quiera), sino que usan argumentos muy pobres para atacarle.
Uno de los ejemplos más claros del constante debate que existe en torno a la figura de Zimmer es la banda sonora de Dunkirk (2018). La presencia del compositor alemán en la cinta de Christopher Nolan es catalogada por mucha gente como «excesiva», mientras que otros pensamos que esta «excesiva presencia» es debida a la magistralidad de su trabajo, tan imprescindible para la obra como inolvidable para el espectador.
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Este trabajo es tachado por muchos haters como «ruidoso», «agobiante» (como si fuera algo malo…) y «confuso». Lo cierto es que es comprensible que el espectador medio (aquel que está acostumbrado a ver películas por internet con auriculares en su habitación) se sienta agobiado ante una banda sonora tan mastodóntica en la grandeza de un cine. El objetivo que tuvo Zimmer con esta banda sonora fue agobiar, estresar, meterte en situación y recrear el terror de la guerra. Se puede decir que logró su cometido, ¿no?
Un factor que poca gente conoce y representa la importancia de Zimmer dentro de Hollywood es la gran cantidad de compositores que forman su equipo. Lorne Balfe, Junkie XL, Benjamin Wallfisch, James Newton Howard o Rupert Gregson-Williams son solo algunos de los numerosos compositores que trabajan con Zimmer y han sido, de cierto modo, sus discípulos. La revolución que ha supuesto Zimmer para la música en el cine queda patente en su extenso y talentoso equipo.
La carrera del compositor de obras maestras como Gladiator (2000), The King Lion (1994) o The Dark Knight (2008) no es perfecta (casi ninguna lo es), pero su indiscutible talento para crear bandas sonoras míticas le han llevado a ser una figura que trasciende la gran pantalla y ha pasado a formar parte de la cultura popular. Lo peor que le puede pasar a una banda sonora es que no aporte nada, que te deje indiferente. Indiferencia es lo único que no te produce escuchar la obra de Zimmer.
En este reportaje escogeré sus tres mejores bandas sonoras. Esta opinión (como bien puede suponer el avispado lector) es absolutamente subjetiva. Aquí no se intenta convencer a nadie de nada, simplemente se dan opiniones personales. Cabe decir que en este apartado del reportaje haré algunos SPOILERS, así que mejor absténganse si no han visto alguna de estas tres obras maestras.
Empezamos por una de sus bandas sonoras más elegantes y profundas (esto va con segundas). Inception (2010) es un clásico instantáneo que ahonda en el mundo de los sueños. La tercera de las colaboraciones entre Nolan y Zimmer cuenta con uno de los temas más conocidos del presente siglo: Time. El ya mítico tema no solo complementa a la magnífica escena final, sino que añade emoción, grandeza y puro éxtasis.
Durante dos horas y 25 minutos hemos vivido una compleja odisea dentro de un mundo onírico donde todo puede degenerar en un abrir y cerrar de ojos. Los cinco minutos finales de esta obra magna nos muestran el triunfo (o derrota, ese final…) de Dom Cobb y su vuelta a casa con sus hijos. Este final es ya de por sí inmenso, pero la música de Zimmer lo convierte en algo magníficamente bello. Imposible no emocionarse.
Este trabajo acarreo a Zimmer muchos elogios (y las típicas críticas del típico sector) y varias nominaciones importantes, entre ellas al Oscar (cuya victoria se le resiste desde que lo ganara por única vez con The King Lion hace ya 24 años). Lo único que no puede comprar el dinero es la eternidad, y eso es algo que ha logrado Inception y su banda sonora por méritos propios.
La segunda película de este desordenado Top es la cinta del espacio más colosal desde 2001: Una odisea en el espacio (1968). Interstellar (2014) ha sido desde su estreno una obra maestra. Lo absolutamente redonda que es en todos los aspectos le brindó a Nolan un nuevo triunfo en su carrera. Como no podía ser de otra manera, el trabajo de Zimmer también fue inmenso.
Lo radical de su propuesta en torno a la música escandalizó a los típicos. El órgano de iglesia que predomina en gran parte de las composiciones musicales de esta banda sonora se ha convertido en uno de los elementos más característicos de Interstellar.
De entre todas las fantásticas escenas de esta película, quiero destacar dos en las que la música alcanza cuotas magistrales.
En primer lugar, Mountains en un tema especial en muchos sentidos, pero se puede describir su grandeza en dos de ellos: es un perfecto complemento para la mejor escena de la película y esconde una de las mayores genialidades de Zimmer en su carrera. Cada «tick» que suena en el tema tiene un intervalo de 1.25 segundos, lo cual hace 48 «ticks». Pues bien, cada uno de estos «ticks» representa un día en la tierra. Para que el cálculo tenga sentido hay que seguir la regla que se nos es narrada en cierto punto del film, donde nos enteramos que cada hora en el planeta donde sucede esta escena equivale a 7 años en la tierra. Simplemente mágico.
El otro momento cumbre de la película llega al final, cuando Cooper se reencuentra con su hija, ahora mayor que él. Estos últimos cinco minutos, al igual que en Inception, están cargados de éxtasis y emoción. Acabas de presenciar un viaje interestelar por toda la galaxia en una de las películas más grandes del siglo, no hay mejor final que uno dirigido por Nolan y con una banda sonora compuesta por Zimmer.
La tercera y última película de este Top es por la que fue nominado (y derrotado injustamente) en la última gala de los Oscars. Dunkirk es una cinta bélica diferente a todas las demás. Con el inigualable talento de Nolan detrás de la cámara y con su equipo habitual desprendiendo talento en cada plano, Dunkirk fue una de las mejores películas de año (el tiempo dirá que fue la mejor).
Si uno ya podía pensar que la sociedad Nolan-Zimmer debía empezar a dar síntomas de desgaste, Dunkirk mostró todo lo contrario. La (para mi) mejor obra de este ya mítico dúo es un ejercicio incontestable de puro cine; nada se le acerca actualmente. En un mundo en el que el debate entre el cine y la televisión es cada vez más habitual, Dunkirk supuso un golpe sobre la mesa.
He visto esta película seis veces, cinco en el cine y una en casa, ¿Adivináis dónde la prefiero ver? Dunkirk es cine. La escena del tema The oil es algo único y raro en un mundo como el nuestro. Ese extremismo a la hora de hacer cine es lo que ha hecho grande a Nolan y Zimmer. Debe ser complicado lidiar con genios así en cruzadas personales que ahora no vienen al caso.
Como podéis haber comprobado, este Top 3 se conforma de colaboraciones Nolan-Zimmer. No es casualidad que dos de los rostros más odiados del mundo del cine sean íntimos amigos. Sus obras son tan inmensas y cinematográficas que ni siquiera tiene sentido que hayan salido a formato doméstico. Son por y para el cine (el de verdad).
The Florida Project (2017): Miseria frente a la magia de Disney World
Al margen de su relación con Nolan, Zimmer ha destacado estos últimos años por su implicación en el Universo cinematográfico DC (2013-Actualidad). Ha compuesto las bandas sonoras de Man of steel (2013) y Batman V Superman: Dawn of Justice (2016), esta última junto a su «discípulo» Junkie XL. Además, su tema de Is she with you? aparece en la película Wonder Woman (2017), cuya banda sonora está compuesta por Rupert Gregson-Williams (otro de los miembros del equipo de Zimmer).
Sus trabajos en el UCDC son fascinantes y, me atrevería a aventurar, son lo mejor de estas obras. Estas son cintas que no han contado con el beneplácito de la crítica (a excepción de Wonder Woman), pero que, estoy convencido, en unos años estarán mejor consideradas. Son demasiado diferentes al gusto general de los espectadores; ya pasó un caso parecido con la magistral Watchmen (2009).
Poco se ha hablado del horroroso giro que hizo este universo al despedir a Snyder y a Junkie XL cuando la lamentable Justice League (2017) aún estaba inacabada. Warner Bros contrató a Josh Whedon (menos tacto para la épica no se puede tener) y a Danny Elfman, cuya contribución fue suprimir todos los temas de Zimmer y Junkie XL para crear la banda sonora más olvidable de la historia de los superhéroes. Pocas desgracias han habido mayores en los últimos años en lo que a cine se refiere.
Al menos Warner Bros ha dado un paso atrás y ha vuelto a contratar a Zimmer para componer la banda sonora de la esperada Wonder Woman 1984. Rectificar es de sabios.
El sentido de la épica y la inmortalidad que tiene Zimmer era justo lo que necesitaba el cine de superhéroes. Su talento ya inmortalizó la magistral The Dark Knight Trilogy (2005-2012), de Christopher Nolan. Su labor en el cine de superhéroes se extendió en la floja The Amazing Spider-Man: Rise of Electro (2014) y en el UCDC.
Sus próximos proyectos también serán en el cine de superhéroes (del cual aseguró retirarse hace unos años): X-Men: Dark Phoenix (se desconoce la fecha de estreno) y la anteriormente mencionada Wonder Woman 1984.
Saben a poco todas estas palabras que dedico a la obra de una figura clave en nuestro cine actual. Pocos genios son capaces de convertir de una manera tan radical una forma de hacer cine. Hans Zimmer es puro cine: extremista, genuino, único, maravilloso e inmortal. Es la razón por la que los altavoces de un cine siempre serán mejores que los de tu casa.