El visionario director británico Christopher Nolan, genio indiscutible y uno de los cineastas más relevantes e influyentes del nuevo siglo, se reinventó el año pasado con el estreno de su (por ahora) gran obra maestra: Dunkirk (2017).
Título: Dunkirk | Dirección: Christopher Nolan | Guión: Christopher Nolan | Reparto: Fionn Whitehead, Harry Styles, Jack Lowden, Aneurin Barnard, Barry Keoghan, Tom Glynn-Carney, Tom Hardy, Mark Rylance, Cillian Murphy, James D’Arcy y Kenneth Branagh | Fotografía: Hoyte Van Hoytema | Montaje: Lee Smith | Música: Hans Zimmer | Producción: Emma Thomas y Christopher Nolan
Este artículo contiene spoilers.
Año 1940, primeros compases de la Segunda guerra mundial. Los soldados aliados se encuentran encerrados en la playa de Dunkirk, en Francia. El ejército alemán nazi tiene a su merced a todo el ejército británico, ya que puede acabar con ellos desde el aire, el mar y la tierra. Con este extrema situación como contexto, Churchill abordó la Operación Dinamo, la cual consistía en recuperar a su ejército para la gran guerra que se avecinaba en todo el mundo.
Dunkirk es una película colosal, en todos los aspectos. Para empezar, el nuevo film de Nolan tiene la difícil tarea de reinventar el cine bélico, el cual ha sido representado en multitud de ocasiones para la gran pantalla. Para esta complicada labor, solo alguien como Nolan podía crear una obra magna como Dunkirk.
Según el propio director, el factor que le motivó para la realización de esta película fue la participación de su propio abuelo en la batalla que aconteció en la playa de Dunkirk. Con esta razón, Nolan puso todo de su parte para crear este film y, afortunadamente, no le podría haber salido mejor.
Los primeros instantes de la película ya permiten mostrar el tono que tomará durante todo el metraje: un ambiente terrorífico, donde solo importa sobrevivir, marcado por el azar que propicia una bomba lanzada desde los aviones enemigos.
Pero en una película donde la supervivencia es el tema central, también hay cabida para otros temas, tales como el patriotismo, la solidaridad, la desesperación (muy ligada a la supervivencia) y la heroicidad.
La originalidad de la propuesta se encuentra en su narración, ya que se trata de un relato dividido en tres líneas temporales: El espigón (una semana), el mar (un día) y el aire (una hora). Este aspecto del film ha sido muy discutido y mucha gente lo encuentra innecesario y pedante, pero lo cierto es que, si consigues entrar en la experiencia que propone Nolan, te encuentras un brutal ejercicio de cálculo en el que debes atender a todos los detalles para no perderte en el viaje.
La historia del espigón es protagonizada por tres soldados jóvenes que sólo tienen en mentalidad la idea de sobrevivir. Paralelamente, también nos encontramos la perspectiva de los altos cargos del ejército, quienes se encuentran al final del espigón para abordar las órdenes que reciben de Churchill.
Las escenas de la playa son una absoluta maravilla, destacando la escena inicial del ataque de los aviones alemanes, cuando podemos apreciar un plano magistral en el cual está Fionn Whitehead tumbado boca abajo, mientras que podemos visionar cómo caen las bombas a lo largo de la playa. De esas escenas que no se olvidan.
La historia del mar es la más sentimental y solidaria, ya que se trata de tres civiles (un padre, su hijo y un vecino) que van con su pequeño barco a rescatar los máximos soldados posibles, al igual que hicieron otros muchos ciudadanos. La solidaridad plasmada en pantalla gracias a estos tres personajes es increíble, permitiendo imaginarnos el arduo sacrificio que hicieron centenares de civiles para rescatar a unos soldados que, literalmente, estaban perdidos. Cómo escena más inolvidable de esta sección de la película, podríamos destacar el rescate del soldado desamparado en medio del mar, ya que representa perfectamente el shock que produce la guerra y la desesperación por seguir viviendo.
La historia del aire es absolutamente inmersiva. Inicialmente protagonizada por tres pilotos de spitfires (cazas británicos) que deben ir a enfrentarse a los stukas (cazas alemanes) en la playa de Dunkirk, la historia del aire se convierte rápidamente en una atracción audiovisual de combates aéreos ya que, a través de planos imposibles y sonidos ensordecedores, podemos sentirnos como los mismos pilotos de los spitfires.
En esta historia destaca con especial intensidad la escena en la que uno de los pilotos (Collins) se queda atrapado dentro de su caza mientras se hunde, poniendo los pelos de punta al espectador, el cual se muestra hipnotizado por la envidiable atmósfera de tensión que logra Nolan al crear momentos como este.
Las tres historias funcionan perfectamente en solitario y, cuando chocan entre ellas, se puede apreciar el excelente montaje, el cual tiene la ardua labor de no caer en el desconcierto más absoluto que puede provocar una película tan compleja y enrevesada como Dunkirk. Cuando coinciden las historias se logra un sentimiento de regularidad perfecto, y toda esta genialidad culmina en el gran momento de Dunkirk: El petróleo.
Nos encontramos en el acto tercero del film, las tres historias están a punto de colisionar, y presenciamos una de las mejores escenas que se han podido ver en los últimos años. La intensidad que genera esta larga escena es colosal, una de las experiencias más estimulantes que puede vivir alguien en un cine en su vida. No revelaremos detalles de la escena pero es una de las razones por las que los cines son lugares tan especiales, ya que si ves esta escena en un ordenador o en un móvil, o incluso en un televisor, ni por asomo lograrás emular la sensación que te provoca esta escena cuando estás en la oscuridad de un cine.
En cuanto a los actores, Dunkirk cuenta con un reparto coral repleto de caras desconocidas para el gran público, a excepción del gran Kenneth Branagh, el cada vez más conocido Mark Rylance y dos de los colaboradores habituales de Nolan: Tom Hardy y Cillian Murphy. Las caras desconocidas que aparecen son, principalmente, seis actores: los tres protagonistas del espigón: Fionn Whitehead, Aneurin Barnard y Harry Styles (este tiene trampa); los dos jóvenes integrantes de la historia del mar: Tom Glynn-Cerney y Barry Keoghan; y el piloto accidentado de los spitfires: Jack Lowden. Estos seis actores realizan con increíble solvencia sus actuaciones, dotando a los personajes de un realismo muy acorde con la película; inocencia, madurez, sacrifico e instinto de supervivencia son algunos de los elementos presentes en la personalidad de estos personajes.
Anteriormente hemos comentado la trampa que tiene la inclusión del nombre de Harry Styles en el recuento de actores desconocidos para el gran público, por lo que merece la pena contar su caso en particular: el ex-integrante de One Direction, Harry Styles, acudió al casting de actores para Dunkirk, al igual que miles de jóvenes actores. Nolan, completamente ajeno a la fama que envuelve al cantante, decidió darle el papel e, inmediatamente, las críticas llovieron sobre la figura del director.
Los detractores de Nolan aseguraron que había escogido a Styles por una cuestión de puro marketing, mientras que todos los demás esperábamos con expectación la actuación que nos podría ofrecer el famoso ídolo adolescente. Finalmente, nos encontramos ante una actuación que parece hecha por un absoluto profesional. Revelador y brutal.
Dunkirk es una experiencia inmersiva por varios factores, pero dos de los más importantes tienen que ver con la audición: la banda sonora y el sonido. Mientras que el sonido brilla por su intensidad casi ensordecedora, la banda sonora del maestro Hans Zimmer es épica, magistral, brutal, intensa y, sobretodo, imprescindible; Dunkirk no se entiende sin la música de Zimmer. El tándem Nolan-Zimmer es único, y lo que logran juntos te deja boquiabierto. Especialmente extraordinario es el tema «The oil», el cual alcanza un nivel que no necesita calificativos, tan sólo debe ser escuchado y disfrutado.
La fotografía de Hoyte Van Hoytema también es una delicia, consiguiendo una iluminación muy característica, dotando a todos los planos de un tono azulado intenso. Especial mención merece la labor de la grabación de todos los planos ya que Dunkirk, al igual que The hateful eight (2015), se ha grabado con el formato clásico de los 70mm, el cual permite una mayor anchura en la imagen, permitiendo visionar unos planos enormes que aumentan la inmersión.
Las cámaras de 70mm son mucho más grandes que las normales, por lo que debían ser manejadas por dos empleados, en vez de uno. A estas complicaciones hay que añadirle la ambición de Nolan, quien reniega de los films colapsados de efectos especiales, por lo que muchas de las escenas fueron rodadas en los espacios que representan, tales como la playa de Dunkirk o el mismo cielo. Para las escenas aéreas tuvieron que soldar una cámara al fuselaje del avión, lo cual es un esfuerzo titánico sabiendo lo fácil que sería realizar estas escenas a través de CGI, pero Nolan, afortunadamente, no infravalora un arte tan complejo y perfeccionista como es el buen cine.
La cualidad que hace verdaderamente grande a Dunkirk es el hombre que la dirige, produce (junto a Emma Thomas, su mujer) y escribe: Christopher Nolan, un hombre completamente enamorado del cine (y de los cines) que solo sabe crear obras maestras: Interestelar (2014), Origen (2010), La trilogía de El caballero oscuro (2005-2012) y Memento (2002) son algunas de las películas más relevantes y magistrales de nuestro siglo, y todas ellas llevan el sello de Nolan.
Después de todo el alboroto que hubo con las polémicas declaraciones de Nolan sobre Netflix (en las cuales aseguraba que se trataba sólo de una moda y que lo que siempre ha caracterizado a una película es que se vea en un cine) tal vez merezca la pena hacerse una reflexión: ¿en serio queremos un futuro en el que películas como Dunkirk solo se puedan ver en un televisor?
En conclusión, Dunkirk es una de esas películas por las que se creó el verdadero cine, aquel que se ve en una sala oscura, con una pantalla enorme y unos altavoces desmesurados. El cine es una experiencia, y las experiencias deben disfrutarse de la mejor manera posible.