Crítica de Ocho Apellidos Catalanes (2015)

Ocho Apellidos Catalanes

Dirección: Emilio Martínez-Lázaro. Guión: Borja Cobeaga  y Diego San José. Reparto: Daniel Rovira, Clara Lago, Karra Elejalde, Berto Romero, Belén Cuesta, Carmen Machi y Rosa María Sarda. Música: Roque Baños. Género: Comedia romántica y Duración: 99 minutos.

La película empieza contando como Rafa ha vuelto a Sevilla a seguir con su vida. Allí disfruta de su ciudad, de su gente y de su trabajo. Pero no consigue olvidar a Amaia y todas sus relaciones fallan por su recuerdo. Cuando la situación está a punto de convertirse en insostenible, llega Koldo con un mensaje para él. Amaia se casa. Esto desencadena en un viaje de ambos a Cataluña para intentar evitar que ese enlace se produzca.

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Había gran expectación para el estreno de Ocho Apellidos Catalanes, muchas eran las ganas de volver a ver al dúo Rovira-Elejalde de nuevo en acción. Esta espera se ha visto sobradamente recompensada, y las expectativas muy bien satisfechas gracias a que, de nuevo, han conseguido que las agujetas en el estomago sean la muestra de que el espectador ha salido con una sonrisa en los labios después de poder disfrutarla.

Es verdad que ya no consigue sorprender, incluso que puede hacerte sentir una pequeña sensación de déjà vu  o sentimiento de volver a ver lo ya visto. Pero lo que es innegable es que esta fórmula funciona, que este llamamiento a los tópicos y a la caricaturalización de nuestra sociedad te hace pasar un rato muy agradable y un perfecto paliativo para todo aquello que te hace perder la sonrisa, al menos durante la hora y media que tiene de duración. Lo cual, sin duda alguna, es su mayor aspiración.

Si Ocho Apellidos Catalanes consigue todo esto es gracias en gran medida al trabajo de su director, Emilio Martínez-Lázaro, quien parece haber hecho de la sencillez, su sello. Es a través de esta sencillez como consigue aportar a la película esa dosis de realidad tan necesaria para que el espectador se meta de lleno en la vida de esos personajes que con facilidad reconocerán en algún conocido o incluso familiar. Pero en esta ocasión además de seguir con la fórmula de éxito que le llevó a triunfar con Ocho Apellidos Vascos ha decidido dar un paso más e introducir una estética, muy lejos de grandes alardes, mucho más cuidada. Además, su mayor acierto es la capacidad que tiene de hacer desaparecer todo elemento técnico o estilístico que pueda despistar al espectador de sus protagonistas.

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De nuevo nos volvemos a encontrar, como ya sucediese en su precuela, con que Ocho Apellidos Catalanes no sería nada de no ser por los chascarrillos, su irreverencia, la falta de vergüenza y la constante búsqueda del chiste fácil presentes de principio a fin en su guión. Esto se hace fuerte en los tópicos y en las diferencias culturales presentes en la sociedad de nuestro país, los cuales aparecen enmascarados en una historia que de no ser por este aspecto dejaría mucho que desear, por no decir que ésta brilla por su ausencia durante todo el film.

Por supuesto, hay que destacar por encima de todo la actuación de la pareja de moda en el cine español: Daniel Rovira y Karra Elejalde vuelven a sostener sobre su espalda el peso de toda la película, hasta el punto que es, gracias a la química que hay entre ellos, por lo que ésta ha conseguido no pasar al olvido inmediato. Ambos vuelven a hacer las delicias de los que les guste reír hasta la extenuación. Sin embargo, ésto no es algo que se pueda extrapolar al resto del reparto, teniendo sus máximos exponentes en las dos nuevas incorporaciones:  Berto Romero, y su horrible papel, con el que confirma lo que ya se sabía desde hace tiempo, que no vale para esta profesión. Y Rosa María Sarda cuyo personaje no tiene gracia ninguna, ni relevancia mas allá de la que el guión le impone dentro de la historia.

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Ocho Apellidos Catalanes será una película perfecta para aquel que disfrute viendo una comedia romántica muy ligera, con muy poca historia pero con una gracia innegable. Si te gustó Ocho Apellidos Vascos no puedes perderte esta secuela porque nada tiene que envidiar a su predecesora y cuyos únicos pecados pueden recaer en la falta de originalidad, por seguir el guión establecido por su precuela, y su equivocación en la elección de parte de su elenco.

Lo mejor:

– La química existente entre la pareja Elejalde-Rovira.

– Los constantes chascarrillos sobre la rivalidad entre ciudades en España.

Lo peor:

– El papel y el personaje de Berto Romero.

– Su excesiva referencia técnica y contextual de su predecesora.

A continuación el tráiler de la película que ya publicamos en Noticias en Serie.