Título: Kaguya-hime no Monogatari (El cuento de la Princesa Kaguya) | Año: 2013 | Dirección: Isao Takahata | Producción: Studio Ghibli | Guion: Isao Takahata, Riko Sakaguchi | Música: Joe Hisaishi | Fotografía: Osamu Tanabe | Montaje: Osamu Tanabe | Reparto (voces): Aki Asakura, Takeo Chii, Kengo Kora, Atsuko Takahata, Shinosuke Tatewaka | Género: Animación, fantasía. | Duración: 137 minutos
Por fin, como ya os anunciamos hace unas semanas, El Cuento de la Princesa Kaguya ha llegado España. Y también por fin hemos tenido el placer de verla en la gran pantalla. Y, como era de esperar, no ha decepcionado. El Cuento de la Princesa Kaguya es, como su propio nombre indica, un cuento en movimiento. Hace ya unos cuantos años que dejé ya los cuentos infantiles, aunque gracias a esta película he vuelto a ser una niña durante un par de horas. Pero ojo, con esto no pretendo decir que sea una película sólo para niños; se trata de una película para todos los públicos que nos evoca un imaginario japonés al que pocas veces hemos tenido ocasión de ver en los países occidentales. De hecho, estuvo nominada en el año 2015 en los Oscar como mejor película de animación, aunque no logró llevarse la estatuilla (una pena, aunque competía con Big Hero 6, por lo que estaba muy reñido).
Lo bueno de que se trate de un cuento popular es que es atemporal, por lo que ver la película 3 años después de su estreno (aparte de tedioso para los fans de Ghibli) no supone ninguna alteración en el visionado de la misma. Y como ya estamos acostumbrados a ver, Isao Takahata se ciñe más a la realidad de lo que podríamos esperar, o por lo menos más que Miyazaki. Aunque no por eso esta película deja de tener pinceladas de fantasía; se basa en una historia fantástica para contar la vida de una niña a la que obligan a madurar de golpe. Situación que, aunque enmarcada en otra época, puede darse en nuestra sociedad actual.
El Cuento de la Princesa Kaguya trata acerca de un anciano campesino que un día encuentra a una pequeña niña en el interior de un brote de bambú. Decide cuidarla junto con su esposa, por lo que la pequeña «brote de bambú» es criada en la aldea junto con el resto de niños, con la particularidad de que crece más rápidamente que el resto. El anciano comienza a descubrir en el bosque oro y fastuosas telas, lo que interpreta como obsequios del cielo para convertir a su pequeña en una princesa. Y a partir de ahí se trasladan a la capital y la vida de la pequeña brote de bambú cambia radicalmente.
Lo más característico a primera vista es la animación poco convencional que nos muestra la película. Nos evoca a la pincelada oriental, a la cuidada caligrafía japonesa. Es un tipo de animación poco frecuente, pero Takahata puede permitírsela y conseguir que llegue al público de distintas partes del mundo. Aunque ya empleó este estilo en películas anteriores, como en Mis Vecinos los Yamada (1999), ahora el estilo es mucho más depurado y conseguido. Y resulta fundamental destacar en este apartado el gran trabajo que vemos detrás de cada plano, y es que cada fotograma ha sido dibujado a mano. Así no es de extrañar que la producción de la obra haya durado 7 años y que, por supuesto, haya conseguido un resultado tan brillante.
El personaje de la princesa Kaguya está muy bien construido. De hecho, sobre él recae todo el peso de la película. Somos espectadores del crecimiento y de las aventuras que corre Brote de Bambú (así la apodan cariñosamente sus amigos, puesto que ella no tiene nombre) durante su niñez y juventud. Es un personaje que se va desarrollando y profundizándose a lo largo de la trama, más de lo que podría parecer durante el visionado de la película. Es obligada a llevar una vida que no quiere, pero acepta sin rechistar para hacer feliz a su padre. A lo largo de este proceso de madurez, deja de ser en niña para convertirse en mujer, mientras que nosotros asistimos a los conflictos que surgen en su interior cuando se enfrenta a la vida real. Mientras que su padre cree que la su hija solo podrá ser feliz siendo princesa, su madre se da cuenta de lo desdichada que es. De hecho, hay algunas partes al final de la película bastante duras para un público infantil. Otro personaje fundamental es Sutemaru, su mejor amigo de la infancia. Él es pobre, pero representa la libertad que tanto ansía Brote de Bambú.
La música es todo un acierto en El Cuento de la Princesa Kaguya. Nos guía por la trama a la vez que nos transporta a ese mundo japonés que se muestra en pantalla. Y son también muy significativas las canciones populares niponas. La banda sonora es fundamental para introducirnos en el universo de la película, por lo que ha sido muy cuidada para esta cinta.
Lo mejor de la película: su particular animación, capaz de trasladarte a un mundo de fantasía que pocas veces observamos en otras animaciones. Sin duda, es su punto fuerte aunque quizá no para todos los públicos, dado que los espectadores occidentales no estamos acostumbrados a este tipo de esbozos.
Lo peor de la película: no hay nada en particular que me haya disgustado. Particularmente, me gusta ver las películas en VOS y, por desgracia para mi, vi El Cuento de la Princesa Kaguya doblada al español. Aunque se trate de una animación y no tenga actores, el poder escuchar las voces originales le otorga más veracidad a la historia. Y más en este caso concreto, en el que se nos presenta una historia tradicional japonesa.