En un año repleto de películas reivindicativas y cine de alta calidad, Call me by your name (2017) ha conseguido catalogarse como una de las grandes películas del año, y tiene suficientes argumentos cómo para consolidar esta indiscutible idea.
Título: Call me by your name | Dirección: Luca Guadagnino | Reparto: Timothée Chalamet, Armie Hammer y Michael Stuhlbarg
Elio es un chico de 17 años que vive con sus padres en un pequeño pueblo indeterminado de Italia. Su verano no está siendo particularmente interesante, hasta que llega a su casa Oliver, alumno del padre de Elio y atractivo joven. En medio de una época complicada para la vida de Elio, la llegada de Oliver cambia su manera de ver la vida y de manejar sus sentimientos, los cuales alcanzaran lugares que Elio parecía desconocer.
Luca Guadagnino es un conocido director italiano que cierra con Call me by your name su trilogía del «Deseo», la cual está conformada por Io sono l’amore (2009), Cegados por el sol (2015) y la película que nos ocupa en este artículo. La elaboración de esta trilogía permite visionar la madurez narrativa que ha adquirido con el paso de los años el realizador italiano, quien alcanza con su nueva película la excelencia cinematográfica.
Call me by your name no es una simple película sobre el amor, es una coming-of-age llena de realismo y ternura que provoca tanto controversia cómo entusiasmo.
Basada en la novela homónima de André Aciman, Call me by your name es una de las películas del año, tanto por su temática (muy acorde a los tiempos de cambio que vive la industria) cómo por la calidad que atesora el film. La historia, de entrada, narra el romance que viven un chico de 17 años y un hombre adulto, por lo que puede resultar polémica (y así ha sido), pero, ¿Para qué está el cine si no?
Kubrick dirigió una película tan recordada cómo Lolita (1962) hace más de 50 años, y, a día de hoy, nadie duda de la calidad de aquél polémico film. Películas como la que nos ocupa o Lolita no están incitando a la pedofilia ni normalizan las relaciones entre menores de edad y adultos, simplemente son películas, y las películas sirven para narrarnos situaciones que difícilmente puedan ocurrir en la vida real. En este caso, Call me by your name es una historia sobre el primer amor que casualmente ocurre entre un menor y un mayor de edad. Nada más, el cine es cine, y punto.
Respecto al film en sí, Guadagnino nos presenta una historia muy profunda que se disfruta con el paso del tiempo, por lo que realizar valoraciones en caliente puede jugar en contra del film. Al cabo de un rato después de su visionado, la película va calando cada vez más en el espectador hasta incrustarse en su corazón y no dejarle pensar en otra cosa.
Los dos protagonistas absolutos son dos actores con reputación muy diferente pero con un cualidad que les une: Un nivel actoral superlativo. Timothée Chalamet es un actor, hasta hace poco, desconocido para el público que, en tan solo un año, ha confirmado una capacidad interpretativa envidiable, actuando en dos de las mejores películas de año: Call me by your name y Lady Bird (2017). Por otro lado, nos encontramos con Armie Hammer, quien cada vez es más conocido gracias a sus actuaciones en películas cómo Operación UNCLE (2015) o El llanero solitario (2013).
Ambos actores nos regalan sendas actuaciones cargadas de emotividad, cariño y carisma, confeccionado dos personajes muy diferentes entre sí pero con un amor mutuo que se va desarrollando a lo largo del metraje. Cómo único secundario real del film, nos encontramos al fantástico Michael Stuhlbarg, el cual tiene la mejor escena del film y vuelve a demostrar porque es uno de los mejores secundarios que existen hoy en día.
Una de las películas del año y un verdadero triunfo para la nueva ola de cine LGTB, el cual lanza propuestas cada vez más interesantes y atrayentes para el gran público.
La dirección de Guadagnino es estupenda y nos regala momentos verdaderamente inolvidables, incluyendo un sutil plano secuencia que hará las delicias de cualquier espectador que capte estos detalles. El guión corre a cargo de James Ivory, quien, con 89 años, se va a convertir en el ganador del Oscar más longevo de la historia, ya que, indiscutiblemente, este film va a lograr el Oscar a Mejor guión adaptado; gracias a unos diálogos tan sentimentales como reales y a una regularidad envidiable en las situaciones de la película. El guión de Ivory es uno de los puntos más fuertes de Call me by your name.
La banda sonora alterna piezas musicales propias del género clásico con canciones populares de los 80, lo que contextualiza la acción perfectamente y crea un entorno reconocible que ayuda al disfrute de la historia, situada en 1983.
Call me by your name no es solo una buena película que sirve para poner de manifiesto el nuevo cine LGTB, sino que es una de las películas del año por tener la capacidad de narrar una historia profundamente interesante, la cual se nutre de los medios perfectos para conseguir una experiencia completamente disfrutable durante su visionado.
Puede que lo más destacable del fin sea la sentimental actuación de Chalamet, pero el conjunto general crea una obra casi perfecta que se quedará en el imaginario colectivo mucho tiempo después de que su estreno se haya llevado a cabo, y ese es el verdadero objetivo de una buena película: Ser inmortal.