Steven Spielberg vuelve a la senda que empezó con El puente de los espías sobre la historia americana del pasado siglo. En esta ocasión, le acompañan dos de los mejores actores de la historia del cine: Los inconmensurables Meryl Streep y Tom Hanks; en el caso de Hanks, supone la quinta colaboración entre el director y el actor. Con estos hechos que justifican (sobradamente) el acontecimiento cinematográfico que se nos ofrece, Spielberg dirige una nueva obra maestra: Los archivos del Pentágono.
| Reparto: Meryl Streep, Tom Hanks, Bruce Greenwood, Bob Odenkirk, Jesse Plemons, Michael Stuhlbarg, Carrie Coon y Sarah Paulson Janusz Kaminski
Año 1971. Una guerra asoma la cabeza en el país norteamericano; no se trata de la de Vietnam, sino una que va a poner a todo el país contra su cuestionado gobierno: La guerra entre la prensa y la Casablanca. Con este contexto como punto de partida, la directora del Washington Post (Meryl Streep), en colaboración de su apreciado editor (Tom Hanks), se enfrentara a la corrupción y mentiras procedentes del tóxico gobierno de Nixon, quienes no descansaran hasta silenciar a la prensa.
Con esta premisa, el gran Steven Spielberg nos narra una historia trepidante e interesante con la que es imposible aburrirse, y gran parte de culpa es de su impresionante reparto. Cuando en una película tienes a dos protagonistas de la talla de Streep y Hanks y a unos secundarios tan notables como Bob Odenkirk, Jesse Plemons, Bruce Greenwood, Michael Stuhlbarg, Sarah Paulson o Carrie Coon, un film no puede salir mal. A esto añádele Spielberg y te sale una de las películas más oscarizables del año.
Tanto Streep como Hanks están excelentes (para variar), pero de todos los estupendos secundarios, sobresale uno: Bob Odenkirk. El carismático Saul Goodman de Breaking Bad y Better Call Saul nos vuelve a demostrar que es imposible encasillarlo en un solo personaje, ya que su capacidad interpretativa, además de evidente, es de un altísimo nivel.
Tanto la dirección como el guión (a cargo de Liz Hannah y Josh Singer), son más que notables, a pesar de que la sobria dirección de Spielberg no suele arriesgar, aunque tampoco le hace falta. La banda sonora es otro de los puntos fuertes del film, corriendo a cargo del habitual compositor de Spielberg: El inigualable John Williams. La fotografia si que podría ser una de las pegas más que evidentes en el film: Janusz Kaminski recrea la fotografía de El puente de los espías (2015), haciendo que las dos películas luzcan exactamente igual en bastantes momentos. No es mala la fotografía, en absoluto, pero puede pecar de ser repetitiva respecto al film de 2015.
Otro de los enormes aciertos del film es representar a Nixon como una persona siniestra y malvada, mostrándolo de espaldas a través de la ventana del despacho Oval de la Casablanca.

Nos encontramos, afortunadamente, ante uno de los años más desconcertantes en cuanto a premios se refiere, ya que, películas como Dunkirk, La forma del agua o Tres anuncios a las afueras, conforman una de las carreras hacia el Oscar más apasionantes que se recuerdan.
En todo este desconcierto, una de las películas más afectadas es Los archivos del Pentágono, la cual ha llegado al mes de febrero con muy pocas probabilidades de lograr el Oscar. Pero todo esto no debe empañar la excelente película que es la nueva obra maestra de Spielberg, ya que, con o sin Oscar, es una película que, de verdad, merece la pena visionar.
Spielberg se ha ganado el derecho a poder elegir cualquier proyecto fílmico, dado su indiscutible éxito, siendo considerado uno de los mejores directores de la historia del cine. En esta ocasión, el director de Ohio ha decidido llevar a la gran pantalla una película llena de verdad que, en sí misma, es una carta de amor a una de las profesiones más bonitas, honestas y defenestradas que hay: El periodismo.
Todo trabajo tiene su importancia en la sociedad actual, pero el periodismo, y más en nuestro presente, debería ser una de las piezas fundamentales de cada sociedad. El poder que tiene un periodista cuando escribe una notícia, reportaje o artículo es brutal: Tiene en sus manos concienciar o informar a la sociedad. Lamentablemente, es, hoy en día, una de las profesiones más defenestradas que hay, ya que, entre la manipulación y la desinformación a la hora de escribir, el periodismo vive días oscuros.
El periodismo es arte, a través de él, millones de mentes se han visto plasmadas, gracias al amor y dedicación que le profesan los verdaderos periodistas, quienes no manipulan y consideran este arte parte de sí mismos, y ese es un requisito indispensable para cualquier artista.